¿Crees en la magia? Conoce la ruta alemana de las Brujas de Harz

Cuando la niebla descansa sobre el pico del Brocken (300 días al año), las criaturas, fantasmas, espectros y brujas, deambulan por el bosque encantado del Harz, en Sajonia, el centro de Alemania. Hay quien dice que ha visto sombras y figuras entre la neblina, sobre todo en la Noche de Brujas (Walpurgis), cuando todos estos fenómenos ganan magnitud. Las brujas agarran sus escobas durante la noche y vuelan sobre las montañas del bosque. Así lo narra la leyenda y así lo recoge Goethe en 'Fausto': "Ya que es verde el grano y amarillo el rastrojo, trepemos todas el Brocken, y allí reunidas, circuiremos el trono de Urian [el Diablo], situado en la más alta de sus cimas".

Los ritos espirituales ya se celebraban en esta zona mucho antes de que aparecieran las brujas en la Edad Media; hay evidencias de que aquí hubo asentamientos neandertales durante la Prehistoria, cuando ya realizaban ceremonias que, más tarde, la Iglesia consideraría paganas. Así sucedió en la Edad Media, momento en el que la Iglesia tenía un papel fundamental y el festival previo al Walpurgis comenzaba a tomar importancia. Nació como una despedida del invierno el primer día de mayo bajo el nombre de 'La Reina de Mayo'. Al poco tiempo, corrió el rumor de que estas celebraciones eran una tapadera de reuniones de bruja que adoraban al Diablo.

Las malas lenguas decían que veían llegar a brujas de todos los lugares del país volando en sus escobas, así que los pueblos del entorno buscaban protegerse del mal con todo tipo de estratagemas. El terror se asimiló tan profundamente, que incluso a las formaciones de rocas de la serranía se les llamaba "trono del diablo" o "altar de brujas". La Inquisición quiso acabar con el miedo infundado por la propia Iglesia y las persecuciones que iniciaron en el siglo XV se saldaron con unas mil "brujas" víctimas de la hoguera. Un siglo después, cuando ya se creían extintas en la zona, se continuó celebrando el festival pero con el efecto contrario. Ahora, en lugar de atraerlas, querían espantarlas con hogueras durante la Noche de Walpurgis.

Recorrer el sendero de las brujas a pie (o en escoba)

Mucho tiempo después, este enclave sirvió como lugar de trabajo para los mineros, fuerte militar del servicio de inteligencia de la antigua República Democrática Alemana (RDA) o Stasi y donde se colocó la primera antena de televisión en 1935. Actualmente, se puede completar una ruta para meternos en la piel de una auténtica bruja, sorprendiéndonos con minas, montañas, valles y quizá algún espectro entre la niebla. El camino empieza en Osterode, desde donde se puede visitar la antigua gestión del agua del Alto Harz (Hexen-Stieg). A lo largo del sendero nos toparemos con minas de exhibición hasta llegar a un amplio páramo que abre boca para el Blocksberg.

Desde lo alto del Brocken, el pico que dio fama a Goethe, se pueden observar unas vistas espectáculares, tal y como las verían las brujas del medievo. Si hay suerte, incluso sin niebla. Llegamos a La escalada de las brujas de Harz (Harzer Hexen-Stieg) y descendemos entre los bosques, por donde veremos el Brockenbahn, uno de los tres ferrocarriles turísticos de la zona que sigue funcionando con una locomotora de vapor negra. El último tramo llega con el puente del diablo (Teufelsbrücke) que conecta Bodetal con Thale, la parada final. Aunque las leyendas se inventaron hace varios cientos de años, no deja de haber personas que aseguran haber visto seres fantasmagóricos. Unos dicen que son visiones ópticas, otros prefieren pensar que son los resquicios de un pasado mágico e inexplicable.