Los pueblos más sorprendentes de la provincia de Girona
Grandes joyas románicas y la impresionante naturaleza del Pirineo de Girona protagonizan algunos de los extraordinarios paisajes gerundeses.
Más allá de la Costa Brava, Girona posee auténticos tesoros naturales e históricos que merece la pena descubrir en coche durante cualquier época del año. La Garrotxa y el Ripollés son dos de las comarcas de la provincia que los atesoran ante las imponentes cumbres del Pirineo de Girona. Arrancamos y comenzamos una ruta por sus rincones más emocionantes, donde el arte románico se fusiona con las montañas transportándonos a tiempos pasados.
La Garrotxa: arte románico entre volcanes extintos
Sobrevolar en globo el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa es una de las experiencias inolvidables que ofrece esta comarca, en la que también está muy presente el arte románico pirenaico.
Santa Pau es uno de los pueblos más bellos y representativos de la zona. Alrededor de su Plaza Mayor porticada, de arquitectura irregular, se despliegan callejuelas que guían hacia el castillo. En los soportales se encuentra el restaurante Cal Sastre, exponente de la gastronomía local.
Sobre el río Fluvià, el puente románico de Besalú es otro emblema de La Garrotxa que invita a perderse por sus calles empedradas. Aunque si hay una localidad que llame especialmente la curiosidad de los viajeros, esa es Castellfollit de la Roca, asentada sobre vertiginosos acantilados de basalto que sortean el río Fluvià.
Oix y Beget, menos populares, conectan con la naturaleza y las tradiciones para traer consigo la paz de la montaña entre bosques de encinas y robles. Sus iglesias románicas atestiguan su importante pasado prepirenaico.
El Ripollés: actividades de montaña y pueblos medievales
Bellos valles en los que se aposentan pueblos llenos de esencia contrastan con las cumbres, de hasta los casi 3.000 metros, que coronan esta comarca. Puigmal o Bastiments son algunos de los picos ante los que practicar senderismo, esquiar o recorrer en bicicleta.
Un puente del siglo XII da la bienvenida a Camprodón, punto de inicio idóneo para practicar todas estas actividades de montaña después de contagiarse de la esencia medieval del monasterio de Sant Pere o la iglesia de Santa María.
A escasos kilómetros de distancia, Ripoll da nombre a la comarca. Bañada por los ríos Ter y Freser, presume de contar con una de las joyas más representativas del arte románico, el monasterio de Santa María de Ripoll, gran centro cultural, político y religioso para Europa durante el medievo.
Estos y otros pueblos impresionan por su historia reflejada en sus calles, puentes, edificios, costumbres... Enclavados en la alta montaña pirenaica o en los bellos valles catalanes, un viaje ideal para disfrutar al máximo de Girona y junto a Club VIAJAR.