Las bibliotecas más bonitas de España: un recorrido con olor a libro

La Historia ha dado muchos casos de destrucción patrimonial y cultural. Poderosos que no querían que sus sublevados adquirieran un conocimiento que se plasmaba en las bibliotecas. La de Alejandría hacia el siglo VII -ahora es la ciudad la que está en riesgo de desaparecer- o la de Sarajevo en 1992 son solo ejemplos de los diveros intentos de acabar con la cultura. Los intentos fueron inútiles y lograron que se creara incluso un Día Internacional de las Bibliotecas, en recuerdo a la destrucción de la de Sarajevo el 24 de octubre durante el conflicto balcánico.

Actualmente las hay antiguas y modernas, grandes y pequeñas, públicas y privadas... De tantas maneras que existe incluso una del Futuro. Lo que mantienen en común es su ansia por conservar el conocimiento. Bien sea para estudiar, investigar, leer o visitar, el mundo está repleto de estos edificios, y algunos son realmente preciosos. España conserva algunas de las más impresionantes, que incluso aparecen en las listas globales tanto por su valor artístico como por la riqueza de sus fondos.

Si el propio Monasterio ya es espectacular en sí mismo, su biblioteca no se queda atrás. También se denomina la Escurialense o la Laurentina. La fundó Felipe II en 1565. Se convirtió en una de sus principales preocupaciones durante toda su vida, ayudado por humanistas como Antonio Agustín o Benito Arias Montano. Se encuentra en la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial y es de estilo renacentista.

Debido a la intensa implicación hoy acoge mucho más que una extensa colección de libros: dibujos y grabados, retratos, intrumentos científicos y matemáticos, mapas, reproducciones de flora y fauna... Alberga alrededor de 1.400 manuscritos de códices latinos que antes del incendio de 1671 llegaron a ser 4.000, además de escritos griegos, hebreos, árabes y castellanos.

El Centro de Investigación de la Universidad de Salamanca custodia, procesa y difunde el patrimonio histórico-bibliográfico de la añeja institución. En él se conservan manuscritos, códices y fragmentos y un fondo únicamente salmantino con escritos anteriores a 1958. Nació en 1254, 36 años después de la fundación de la Universidad, cuando la Carta Magna de Alfonso X recogió su cargo de Estacionario.

Aunque no alcanzó su primer esplendor hasta la segunda mitad del siglo XV y durante todo el XVI. Las estanterías están dispuestas en doble piso, al estilo barroco, que presiden dos esferas armilares, colocadas dos siglos más tarde. El archivo es considerado de extraordinario valor bibliográfico, entre el cual se encuentra el original del 'Libro del Buen Amor' del Arcipreste de Hita.

Del trabajo de arquitectos suizos y canarios se oiriginó un curioso edificio de elementos geométricos y diagonales ubicados en el recinto Tenerife Espacio de las Artes. Es una biblioteca pública centrada principalmente en arte contemporáneo con suelos inclinados a modo de rampa creando unas salas que confluyen en el patio. Así, todos los edificios se conectan entre sí.

No es solo biblioteca, sino también sala de lectura, estudio, museo, cineteca, sala de exposiciones y espacio administrativo y de gestión. En total ocupa 20.600 metros cuadrados que se erigen sobre el barranco de Santos, en el casco antiguo de Santa Cruz de Tenerife. Es un lugar sin precedentes en las islas Canarias para impulsar la creación artística y la reflexión.

Forma parte de la casa-museo del intelectual especialista en Humanidades, Biología y Pensamiento histórico Marcelino Menéndez Pelayo en Santander y ya ha cumplido 101 años. Es una de las bibliotecas más completas de Cantabria en patrimonio de los siglos XVIII y XIX, incluyendo más de 42.000 volúmenes repartidos entre manuscritos y correspondencia de legados de 17 autores.

Tras su muerte en 1912 se descubrió que en su testamento había dispuesto la donación de su colección privada a su localidad natal: "Por gratitud a la Ciudad de Santander, mi patria, de la que he recibido durante toda mi vida tantas muestras de estimación y cariño, lego a su Excmo. Ayuntamiento mi biblioteca, juntamente con el edificio en que se halla". Además, concretó que no debían añadirse nuevos fondos.

En un inicio este edificio se construyó como Depósito de Aguas en 1874. Josep Fontseré fue el encargado de erigirlo y un jovencísimo Gaudí ayudó con el cálculo estático del conjunto y los elementos de apoyo. Más tarde, en 1888, se utilizó como pabellón para la Feria Internacional, y después acogió un centro hospitalario, un almacén, un plató cinematográfico y fue punto de descanso para aves migratorias.

Esta construcción destaca por su versatilidad, demostrada con el paso de los años, y por imitar un prototipo romano, formado por enormes muros de ladrillo de un metro de grosor y catorce de alto, además de los 65 metros de profundidad. En 1992 pasó a manos de la Universidad Pompeu Fabra, rehabilitándose y empezando a funcionar como biblioteca en 1999.

Esta se convirtió en una de las primeras bibliotecas gestionadas por ayuntamientos de Andalucía, solo tres años después de promulgar la ley de Bibliotecas Públicas en 1870. En 1983 se cedieron las antiguas dependencias del Banco de España en Jerez de la Frontera -2.500 metros cuadrados- para convertirlas en nueva sede de la Biblioteca Municipal.

En total cuenta con 106.759 volúmenes, entre los que destacan los que conforman el Fondo Antiguo, que incluyen escritos de entre los siglos XV y XIX. Su libro más antiguo es 'Epigramatum Opus in Amphiteatrum Caesaris', de M. Valeriis Martialis impreso en Valencia en 1475. También son relevantes las secciones de temática local y andaluza, los manuscritos, periódicos de los siglos XIX y XX y materiales gráficos y audiovisuales.

Hoy forma parte de la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), pero sus orígenes se remontan al año 1763. Con donativos de los reyes Carlos III y Carlos IV se construyó la ermita del Pilar. En la Guerra Civil se incendió y saqueó junto con el colegio y, más tarde, se edificaron el Mercado de San Fernando, la Escuela de Trabajo y un bloque de viviendas.

Entre 1996 y 1999 se rehabilitaron las ruinas como Biblioteca Universitaria, añadiendo un aulario de nueva planta. La decoración escultórica que se conserva es obra de Alfonso Vergaz y la planta de la antigua iglesia es de salón. A ella se añaden capillas laterales, crucero coronado con una gran cúpula y nártex de ingreso.