Museo Capodimonte, una impresionante colección de arte nacida del escándalo

En la cuna del arte, Italia, se ubica un precioso palacio que se concibió como coto de caza, después pasó a ser residencia real y ahora es uno de los museos más importantes del país.

Es impresionante tanto por fuera como por dentro y no pasa desapercibido en la ciudad
Es impresionante tanto por fuera como por dentro y no pasa desapercibido en la ciudad / Istock / enzodebernardo

En Nápoles, la ciudad entre el caos y la belleza, se alza un majestuoso edificio que nació como coto de caza, se convirtió en palacio y quedó al servicio del arte. El Museo Nacional de Capodimonte lo inauguró Carlos de Borbón en 1738, con el objetivo de preservar la gigantesca colección heredada de su madre, Isabel Farnesio. Se utilizó como residencia real por los Borbones, después por los franceses, de nuevo por los Borbones y finalmente por los Saboya. Hoy constituye una de las galerías más importantes a nivel regional y nacional, con obras de grandes artistas como Botticelli, Caravaggio o Artemisa Gentileschi.

El edificio del Palacio-Museo destaca en el skyline de Nápoles

El edificio del Palacio-Museo destaca en el skyline de Nápoles

/ Istock / ezypix

La Casa Farnesio jugó un papel crucial en la protección de las artes desde el siglo XVI, acumulando una importante colección que a finales del siglo XVIII fue saqueada durante la dominación napoleónica. Más de 300 obras robadas nunca regresaron a Italia y acabaron en salas de otros museos y palacios para embellecer sus paredes. Fernando de Borbón logró recuperar algunos, aunque los nacionalsocialistas alemanes volvieron a robarlas, pero finalmente se reorganizó y ha logrado albergar una de las colecciones más antiguas y prestigiosas de todo el mundo.

Una familia enamorada del arte

El amor por el arte de Carlos de Borbón y su familia se ve reflejado tanto en el interior como en el exterior del palacio. Construido en estilo neoclásico, sigue los parámetros de las residencias reales europeas de la época. Se utilizan los colores rojo napolitano y gris piperno, que demuestran la grandeza de su familia por entonces. Presenta también detalles de estilo dórico, el que más se utilizaba para teatros y museos, por lo que ya se percibe la intención cultural desde los cimientos. Alejandro Farnesio, el abuelo de Isabel, fue quien comenzó a recopilar las 329 pinturas entre las más relevantes del momento.

El edificio del Museo Capidomonte

El edificio del Museo Capidomonte

/ Istock / lucamato

Aquello sucedió a finales del siglo XVI, pero mucho antes otro acontecimiento marcó el devenir de la familia. El tatarabuelo de Alejandro Farnesio, el Papa Paulo III (también Alejandro Farnesio), vio impulsado su ascenso dentro de la iglesia gracias al escándalo que protagonizó su hermana, Julia Farnesio, también conocida como Julia La Bella. Con menos de 20 años y casada con otro hombre, se convirtió en la amante de su antecesor, el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia), aunque no era la única. Aquella relación clandestina ayudó a su hermano a ascender al puesto de cardenal y, posteriormente, al de papa.

La mal llamada 'esposa de Cristo' ejercía una gran influencia sobre el papa, aunque amenazada con la excomunión si se atrevía a dejarlo. No se tienen retratos -al menos conocidos- que plasmen la belleza de la que presumía, ni tampoco se sabe si alguno de los hijos que tuvo fueron fruto de su amorío, pero lo que sí se conoce es la importante relación que forjó con otra de las familias más influyentes de la época, los Borgia. Si los Farnesio ya eran relevantes en la escena social y cultural, su descendencia logró serlo aún más, llegando a coronarse como monarcas (Isabel fue reina de España como esposa de Felipe V).

La impresionante colección

Así, con tiempo, influencia y dinero, construyeron poco a poco la colección, dando lugar a una de las mayores pinacotecas de Europa. "En Nápoles no se hace nada sin aspirar a la grandeza", reza la web del Museo. Y así lo muestra el palacio. Cuenta con tres plantas de una superficie de 14.000 metros cuadrados y un total de 124 galerías de arte, cuyo principal núcleo es la Colección Farnese. El Apartamento Real revive la historia que se vivió entre aquellas paredes cuando funcionaba como palacio, iniciando o finalizando el recorrido artístico por el resto de emplazamientos.

El museo es casi más una enciclopedia artística que comprende desde el siglo XIII hasta la actualidad. Entre sus paredes se encuentran obras de todas las escuelas de pintura italiana -toscana, veneciana, emiliana, napolitana, romana- y también presencia extranjera de pintores flamencos, además de objetos como porcelanas y esculturas. Al salir del edificio el recinto no se acaba. El que fuera coto de caza de Carlos de Borbón constituye una zona verde dominante en el Golfo de Nápoles de 134 hectáreas y cientos de especies de plantas. Tal y como plasma el propio museo, "tiene muchas almas, ¡y todas merecen una visita!"

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